Fiona Apple, la cantante de soul desgarrado que no ha grabado un álbum desde 1999, desearía tener una explicación más convincente para justificar su ausencia. "La verdad es que no he estado haciendo nada interesante", dijo una tarde de la semana pasada, encogiéndose de hombros. "La última vez que acabé una gira sentí que no tenía ganas de escribir ni de hacer nada en mucho tiempo".
Ella describía esta decisión, retirarse de la vida pública, como un "enorme experimento", ya que el haber dado a conocer sus problemas años atrás le procuró un gran éxito a nivel popular ¿Serán los tours, las apariciones en televisión, las sesiones de fotos, lo que hace que "vuelva a perder el control"?, se pregunta. ¿O se las arreglará para encontrar algún placer en ello?.
Durante la promoción de su primer album su actitud fue, "por favor, quiéreme; por favor, entiéndeme". Apple, de 28 años, ríe entre dientes: "La segunda vez fue: 'Por favor, no me malinterpretes otra vez, entiéndeme esta vez'. Y ahora lo que hago es coger algo que ha sido estresante en mi pasado y hacerlo alegre. No quiero estar sufriendo todo el rato".
El sufrimiento. Apple ha hecho un buque insignia de él. Incluso aclara de dónde proviene su inclinación por el dolor en la canción "Extraordinary Machine": "Me parezco a tí en que intento encontrar un nuevo desastre cada día". Pero escribe: "Quiero probar, quiero avanzar por mi propio camino, y digo: me las estoy arreglando para añorarte antes de que entres en el juego".
En 1996 hizo su debut con "Tidal", que vendió tres millones de copias y le procuró un Grammy. Su segundo intento, "When the Pawn..." (el título íntegro tiene 90 palabras más) fue acogido por los críticos pero resultó un fiasco comercial. No ayudó que Apple tuviera una reputación de chica difícil, un alma torturada con una actitud hermética. En una de sus rabietas más infames, reprendió a los miembros de la audiencia en la ceremonia de los MTV Music Awards (1996). En el 2000, se interrumpió un concierto en Manhattan cuando la cantante, alterada por dificultades con el sonido, empezó a sollozar incontrolablemente sobre el escenario. Appel, que admite que es emocional ("me viene de familia"), dijo que fue tachada de problemática y "bala perdida" por los medios de comunicación porque la controversia da grandes titulares.
"Fuí la chica correcta para eso"- concedía- "Lloré mucho. Dije muchas tonterías. Hubo un montón de grandes rumores sobre mí. Todo lo que hacía era puesto en negrita y subrayado".
Durante su año sabático se sentaba a menudo en su patio trasero de Venice (California), pensando y jugando con las piñas. "Estuve haciendo pequeñas figuras de piña con una hoja de afeitar"- decía Apple, rastrillando sus dedos a través de su cabello castaño y ondulado- "Es todo lo que hice".
Su inercia no sentaba bien a algunas personas de su círculo de amigos más inmediato. Acusaban a Apple de ser perezosa, improductiva y estar loca. "Realmente me dolieron un par de relaciones cercanas", decía Apple, que rompió con el director de cine Paul Thomas Anderson hace tres años. "Esto me enfurecía porque no podían creer que mi forma de trabajar es sentarme y pensar".
Hace algunos años decidió que estaba preparada para grabar de nuevo y llamó a Jon Brion, que produjo "When the Pawn...". Su colaboración, que antes había sido cómoda, no resultó esta vez. "Jon me tocaba cosas y no era capaz de decir qué me gustaba y qué no".
Tras emerger de un profundo desánimo, decidió finalmente regrabar sus canciones con el productor Mike Elizondo, que había trabajado con Dr. Dre. Según Apple, las cosas iban bien hasta que los ejecutivos de Sony empezaron a pedirle que presentara canciones sueltas para su aprobación. Sólo entonces decidirían cuánto dinero recibiría para la grabación. Sony ya había invertido cerca de 800,000 $ en la versión original de Extraordinary Machine. "Básicamente, querían poner a prueba mis canciones", decía Apple, visiblemente ofendida.
Lois Najarian, representante de Sony, lo niega y culpa a Apple del malentendido. "Seguramente no fue así", dijo Najarian.
Descontenta con lo que calificó como un acuerdo "inhabitable" (textualmente), Apple amenazó con abandonar el proyecto. Cuando la versión producida por Jon Brion apareció antes en Internet, Apple, enfadada porque su trabajo inacabado estuviera disponible, pensó que Sony desecharía el álbum.
"¿Quién va a darme dinero por hacer canciones que ya están circulando por ahí?", pensaba ella recordando aquel momento. Apple supo que un grupo de fans estaba suplicando a Sony que grabara el álbum, ya que creían que había sido archivado. Tanto Sony como Apple dicen que no fue así. En el website freefiona.com clamaban contra "el gigante corporativo" que se interponía entre ellos y su amada.
"Por favor, dadnos a Fiona y os devolveremos el dinero", se lee en un poema colgado en la web. Un centenar de manzanas de espuma fueron enviadas a la compañía, y en Enero, un entregado grupo de manifestantes, encabezado por el fundador de Free Fiona Dave Mascato, se plantó en las oficinas de Sony BMG en la Avenida Madison gritando: "Queremos a Fiona".
Ella atribuye a los fans de Free Fiona su regreso. "Es bueno saber que si te organizas puedes lograr un cambio, porque eso es lo que yo, ciertamente, no estaba haciendo", decía Apple, "me estaba marchando".
Entrevista realizada por Lola Ogunnaike.
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